Ser conscientes de cada cosa que hacemos, parece una tarea difícil, pero si te dijera que cuando alcanzas a vivir una vida consciente, ocurre un milagro apreciable, seguramente tendrías ganas de saber más sobre ello, incluso de querer vivir la experiencia.
Los sentidos se despiertan y fluyes como en estado de gracia, con total satisfacción. Es entonces cuando la experiencia se transforma en su máxima expresión.
Mientras tengamos la atención aferrada a un automatismo, que nos mantiene saltando del pasado al futuro, la vida se nos escapa, entre pensamientos que no hacen más que rumiar y que precisamente van a ser la causa fundamental de que nos perdamos la oportunidad de fluir con un presente lleno de agrado.
"La vida es todo aquello que nos perdemos mientras estamos haciendo planes para el futuro"
Jon Kabat-Zinn
Entonces, ¿qué tal si probamos a poner en práctica algunas acciones, con un poco más de consciencia?
-No juzgar: Aprendemos a no juzgar a los demás, ni a la experiencia que se presenta cuando dejamos de juzgarnos a nosotros mismos.
-Paciencia: Cada evento ocurre a su propio ritmo, aceptémoslo así.
-Mente de Principiante: En la mente de un principiante caben muchas posibilidades, en la del experto no, el principiante vive la experiencia más entregado, más intensamente, como si fuera la primera vez.
-Confianza: Cada experiencia es nueva, todo cambia igual que como ocurre en la naturaleza.
Puntúa del 1-10 tu grado de inconsciencia y de conciencia que tienes en tu día a día.
¿Funcionas más en piloto automático o disfrutas el vivir a plena consciencia?
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